Ayer en la puerta del colegio de mis chicos, me puse a conversar con una mamá que tiene en el cole su hijo mayor en 7mo y su segundo hijo en sala de 2. Vaya diferencia de edad, no?
Mis hijos también se llevan años, para ser exactos 6 años, lo que implica que también tenga el mayor en primaria y el menor en preescolar.Personalmente, el mundo del jardín a veces me resulta como dos caras totalmente diferentes de la misma moneda…
De familias con hijos de 14 meses de diferencias a las otras que hemos espaciado, por tan variados motivos, el nacimiento de cada uno de los chicos.
Vos creés que habrá un tiempo ideal de espera entre cada hijo?
Algunas personas piensan que 2 puede ser el tiempo perfecto. El tener hijos seguidos hace que se crien con más cosas en común, puedan compartir muchas más actividades lo que hace que la crianza sea más lineal y sin tantos sobresaltos. Si se llevan muchos años, los gustos y preferencias van a ser casi antagónicas, lo que implica esto que me pasa de repartirse entre llevar a los primeros bailes y juntar figuritas de Frozen.
Cada familia tiene su particularidad, su singularidad lo que nos lleva a pensar que no todas las personas viven su segunda paternidad de la misma manera ni todos los niños son criados de la misma manera. Como todo en la vida, siempre hay cosas positivas para todo. Si se llevan pocos años, como deciamos antes compartirán seguramente entre hermanos juegos, actividades, se pasarán la ropa, establecer vinculos más estrechos entre si por cotidianidad y los ligará más cosas en común.
Si son muchos los años que se llevan , obviamente tendrán menos para compartir ya que no habrá muchos intereses en común pero se podrá instalar una relación más paternal, de cuidado del mayor hacia el menor, y protección. Seguramente como mamá habrá mas trabajo si los niñitos son chiquitos al mismo tiempo, dos pequeños que hasta quizás usan ambos pañales. Pero.. a veces saltar de la búsqueda del colegio secundario para el mayor a la animación de Superman para el menor, hace que temporalmente la conjunción de dos mundos tan diferentes al mismo tiempo, entrañe alguna que otra dificultad u cierta dosis de nostalgia por el crecimiento de uno y la magia de la infancia del otro.