Vínculo profundo
Un vínculo amoroso y cercano facilitará al bebé para que crezca sano y fuerte.
No dejes de acariciarlo, auparlo todas las veces que quieras (eso no va a significar que lo vas a malcriar), mimarlo.
Llamalo por su nombre o el sobrenombre que tenga y anticipale que van a hacer, salir a pasear, ir al médico o a dormir…
Estar cerca de él no significa que dejes de hacer todo para solamente dedicarte al bebé, sino que el tiempo que estén juntos sea de armonia, contención y disfrute.
Ir aprendiendo a decodificar su llanto, que no es solamente de hambre, también puede ser sueño, cambio de pañales, algún dolor o querer ser mimado.
Laura Gutman afirma que “los bebés no crecen solo por la cantidad de leche que ingieren sino también, y sobre todo, por el contacto emocional con la mamá.”
Integrarlo a tus rutinas sin dejar de respetar las suyas, sus monentos de sueño o de comida.
Se va aprendiendo a ser madre, con errores y dudas, el camino se va recorriendo desde el mismo momento que te enterás que vas a hacer mamá. Nadie nace sabiendo. Por esto es tan valioso el contacto con pares que están viviendo la misma etapa con quienes intercambiás anécdotas, conocés que no sos la única que vive determinadas situaciones, compartis situaciones y relaja.