Ser mamá. ¿Mandato o deseo?
Desde chica soñé con ser mamá. Jugaba a las muñecas y tenia «varios hijitos», el bebote era Gastón y mi nena era Gisela.
Ahora que soy mamá, mi hija también juega con sus «hijitos» y soy la «abuela» de dos lindos muñecos, que entre nosotras merecen ser lavados ya!, Lola y Quique.
Más allá de las anécdotas, desde bien pequeñitas el jugar a la mamá y por ende hacer con los juguetes lo que vivimos como hijas es parte del juego de tantas niñitas. Entonces obligamos a comer, les acunamos y le damos besos, las cuidamos y le enseñamos como en el cole.
Pero si ya de chicas jugamos a las mamás, será porque existe el instinto maternal? Ser mujer implica necesariamente ser madre? Si así fuera, entonces porque hay mujeres que deciden no ser madres?
Para muchos, quien toma la decisión de no tener hijos se convierte en una persona rara.
No cambio por nada ser madre y el amor que siento por mis hijos es tan profundo que no lo cambio por nada, pero eso no habilita a no respetar a quien puede sentir diferente, a quien opta por dar prioridades a otras cosas y para quien los hijos no entran en sus planes.
Creo que la cuestión pasa en que cada mamá elige ser madre por cuestiones que pueden variar y ser diferentes, hay mujeres que lo han sido por imposiciones sociales sin apenas cuestionamientos, otras que han tomado la decisión luego de haber priorizado su vida personal o profesional, están quienes no han encontrado a esa pareja con quien cumplir su sueño de ser mamás, en fin múltiples razones como también son muchas las razones por las que una mujer no quiere ser madre.
Ayer escuhé con atención decir a un psicólogo que a veces una mujer con una mala relación con su madre origina a que en la adultez no haya deseo de ser madre. También están los casos contrarios, en los que mujeres intentan no repetir vínculos no muy sanos y dan todo en la relación con sus hijos siendo madrazas.
Ser madre es un camino no siempre de rosas, y por otro lado hay una mirada muy ingenua e idealizada del ser mamá. La escritora Mará José Eyras en su interesante libro «La maternidad sin máscaras» cita lo siguiente de Osho «Nace un niño, pero nos olvidamos completamente de una cosa: en el momento en el que nace el niño, también nace la madre, ésta no existiía antes».
La aventura de ser mamá se vá construyendo, con sus bajos y altos, con el amor profundo e incondicional que une a un hijo, con lo maravilloso de un vínculo eterno.